Es útil que en el día a día con los niños encontremos momentos para educar en emociones. Podemos comenzar con las emociones básicas e ir aumentando la dificultad según la edad. Para ello podemos valernos de juegos, fichas o simplemente aprovechar la interacción del día a día del niño con el entorno y otras personas.
Del mismo modo, que sin darnos apenas cuenta, enseñamos a nuestros hijos habilidades sociales. Cuando le decimos que salude a la vecina, cuando nos ve mantener una conversación educada, cuando le mostramos que al llegar a un lugar tiene que saludar o le indicamos que no puede interrumpir la conversación de los adultos. En todos estos casos estamos educando habilidades sociales, de la misma manera enseñar habilidades emocionales puede convertirse en un rutina más de educación.
Algunas veces obviamos las emociones de los niños, cuando llora o está irritable decimos “es que tiene sueño” o “es que está cansado”. Y seguramente sea cierto, sin embargo sin darnos cuenta estamos desaprovechando la oportunidad de educar en emociones. Esos momentos pueden resultar adecuados para ayudarle a identificar su emoción.
Debemos ayudar al niño a : verbalizar, detectar y comprender la emoción que está sintiendo
Cómo ayudar a los niños a verbalizar las emociones
Que el niño aprenda a nombrar la emociones es el primer paso para alcanzar unas buenas competencias emocionales. Comenzamos enseñándoles solo las emociones más básicas como la alegría, la tristeza o el enfado. Cuando ya dominan las más básicas podemos empezar a enseñarles otras más complejas como la culpa o el remordimiento. Se trata de que reconozcan por su nombre cada emoción y aprendan a verbalizarlas.
Esto se puede lograr en la Interacción diaria preguntándole cómo se siente. O aprovechar los momentos en que está expresando una emoción para enseñarle y ayudarle a verbalizar. Por ejemplo en un momento divertido en el que se está riendo podemos preguntarle ¿sabes que es la alegría? Es una emoción muy divertida, cuando estamos alegres sentimos energía y entusiasmo, queremos gritar, reir y movernos ¿qué notas tu cuando estás alegre?
Otro método que podemos utilizar son las fichas, para ello seleccionaremos varias imágenes donde un personaje muestre varias emociones e iremos preguntando al niño que emoción está expresando el personaje en cada ficha.
También se pueden aprovechar en las lecturas de cuentos y libros las ilustraciones de los personajes para iniciar el diálogo sobre las emociones del personaje. El niño debe detectar qué emoción siente el personaje y el adulto le guía y le ayuda en la identificación.
Cómo ayudar al niño a detectar la emociones
Evidentemente, para que el niño verbalice la emoción que está sintiendo primero tiene que aprender a reconocer la emoción. Para ello es útil que le describamos las manifestaciones más comunes de la emoción que queremos trabajar en ese momento, para a continuación hacerle preguntas sobre cómo siente esa emoción.
Haremos referencia a cómo se siente, qué piensa cuando tiene esa emoción y como reacciona. Se trata de que el niño describa en primera persona cómo vive la emoción. Con ello le estamos ayudando a que localice y descubra las manifestaciones de la emoción en su propia persona.
Por ejemplo si queremos que el niño aprenda a reconocer alegría podemos preguntarle: ¿Sabes que la alegría es una emoción que nos llena de energía y felicidad? Le describimos la emoción: cuando estamos alegres sonreímos mucho o nos reímos a carcajadas, también nos activamos, tenemos ganas de saltar, cantar o dar palmas. Para a continuación preguntarle como vive el niño la emoción ¿que cosas haces tu cuando estas alegre? ¿cómo sabes que estas alegre?
Para ayudarles a reconocer la Ira: ¿ Sábes que es la ira, el enfado o la rabia? Es una emoción que nos hace sentir mal. A veces podemos sentirnos muy tensos, apretamos las mandíbulas y fruncimos mucho el ceño. ¿Cómo es tu cara cuando estás muy enfadado? A continuación le pedimos que ponga cara de enfadado, o que dibuje una cara de enfado. ¿Y cómo se pone tu cuerpo? Además cuando sentimos ira o enfado solemos tener pensamiento muy negativos a veces sobre nosotros mismos o sobre la persona con la que nos estamos enfadando. ¿Cuando tu te enfadas que piensas? ¿Qué cosas haces cuando te enfadas, chillas, pegas,…?
Ayudarles a comprender el significado de esa emoción
Es decir, enseñarles la función y el por qué de dicha emocion. Enseñar a aceptar y normalizar las emociones. Además de nombrar las emociones es muy importante que el niño aprenda el valor adaptativo de dichas emociones, es decir, para que sirven. Debemos transmitirles que las emociones no son peligrosas y que no tiene porque temerlas ya que están ahí para ayudarnos con alguna circunstancia particular, cumplen una función, incluso las llamadas negativas.
Las funciones de algunas de las emociones más basicas:
Alegría: Nos ayuda a darnos cuenta de lo que nos motiva y nos interesa, nos estimula a repetir la acción.
Ira: Aparece cuando no alcanzamos lo que queremos, nos sentimos amenazados o agredidos. Nos sirve para defendernos, evitar un daño o buscar una solución.
Tristeza: Aparece ante una pérdida. Es útil para buscar apoyo y ayuda en los demás. Además nos permite pensar en lo sucedido y procesar la información debidamente.
Miedo: El miedo aparece ante una amenaza (real, anticipada o imaginaria), tenemos miedo porque nos sentimos en peligro. Su función es importante porque nos alerta y nos prepara para reaccionar: luchar, huir o enfrentarnos a la situación. Si no tuvieramos miedo ¿cómo nos daríamos cuenta de que estamos en peligro?
Como vemos todas las emociones tienen una función adaptativa, nos ayudan a interactuar con las situaciones que ocurren en el día a día a lo largo de nuestra vida. Todas cumple su función y nos resultan útiles en algún momento. Por tanto aceptar y normalizar esas emociones en un paso previo para poder manejarlas correctamente.
La inteligencia emocional en los niños y los adolescentes puede ser entrenada y mejorada. Unas buenas competencias emocionales repercutirán en un mayor bienestar emocional y un buen desarrollo.
En el Centro Psicología y Mente entendemos las competencias emocionales como parte de la educación del niño. Para ello ponemos en marchar talleres de inteligencia emocional y talleres de escuela de padres.