Una de las quejas más frecuentes entre los padres que buscan asesoramiento sobre pautas de educación es la falta de comunicación con sus hijos. Te resulta familiar el siguiente ejemplo “Cuando llega del colegio siempre le pregunto cómo le ha ido el día, si tiene deberes…. . Pero él se limita a contestarme con si o no, bien o mal. Yo quiero que me cuente más”
Igual que los adultos cada niño tiene su personalidad, algunos niños son muy habladores y sus afortunados padres disfrutan de conversaciones agradables y tienen la oportunidad de comprobar las cosas que experimenta el niño cuando no está con ellos. Sin embargo otros niños son más introvertidos o independientes y no sienten la necesidad de hablar sobre las cosas que le han ocurrido en la escuela o algún otro contexto. Con niños callados o poco habladores los padres tienden a preocuparse más, les surgen dudas acerca de si le puede estar ocurriendo algo que no quiere contar. Sin embargo que el niño no cuente “nada” no denota necesariamente que exista un problema, en la mayoría de las ocasiones la falta de comunicación se debe al carácter reservado y a la necesidad de intimidad que experimentan cuando están creciendo.
Suena obvio, pero ¿te has planteado alguna vez que la comunicación es dual? Es decir, preguntar y responder depende de dos personas. Si hacemos preguntas cerradas, si todos los días hacemos las mismas preguntas lo normal es que nos respondan con respuestas cerradas y con clichés. Y esto puede aplicarse tanto a la interacción de padres con hijos como a la interacción entre adultos. Preguntar ¿Cómo te ha ido el día? Es una pregunta cerrada que, consecuentemente se responde de manera cerrada “bien” “mal” “regular”. Sin embargo preguntar ¿qué cosas has hecho durante el recreo? Es una pregunta abierta que invita a que la otra persona concrete y relate. Tampoco favorece el dialogo limitarse a preguntas rutinarias del tipo ¿te han mandado deberes? ¿Te han puesto algún examen? ¿te has tomado todo el bocadillo? De nuevo son preguntas con respuesta cerrada y que, por rutinarias los niños acaban respondiendo de manera automática.
No significa que no tengamos que hacer estas preguntas. Evidentemente queremos estar informados sobre las tareas de nuestros hijos en el colegio. Se trata de enriquecer el dialogo con otro tipo de preguntas y temas que inviten a la conversación, a contar detalles, que se salgan de la rutina. A continuación encontrarás una serie de preguntas que sirven de inspiración para incorporarlas en el diálogo diario con tu hijo. Son preguntas abiertas que debes adaptar tanto a tu forma de ser como padre como a la edad y carácter de tu hijo. Algunas preguntas son más apropiadas para niños pequeños, otras son más adecuadas para adolescentes, recuerda que son una inspiración y no una guía cerrada.
Preguntas abiertas para conversar con los niños
- ¿Qué ha sido lo más aburrido del colegio hoy? ¿por qué?
- ¿Qué ha sido lo más divertido del día de hoy? ¿qué ha sido lo que más te ha gustado?
- Si pudieras cambiarte de sitio en la clase ¿Dónde te pondrías? ¿por qué? ¿Dónde no te pondrías? ¿por qué?
- ¿Con quién has jugado hoy en el recreo?
- ¿Qué es lo que menos te gusta del colegio?
- ¿Qué es lo que más te gusta del colegio?
- ¿Hay algún niño que lo pase mal en el colegio? ¿qué piensas tu sobre ello?
- ¿Quién es la persona más graciosa o divertida de la clase?
- ¿Con quien tienes menos afinidad en la clase? ¿por qué?
- Dime algo que te haya parecido muy aburrido hoy
- Si hoy llamara al profesor (del lengua, de historia, de matemáticas…)que me diría sobre ti
Cuando preocuparse
- Cuando ha habido un cambio de comportamiento o de estado de ánimo. “ Por ejemplo antes salía contento y risueño del colegio, sin embargo ahora sale triste y no quiere hablar conmigo”
- Denota falta de interés o recelo por cualquier tipo de interacción social, no juega, no interactúa con otros niños y/o adultos.
- Cuando la falta de comunicación se extiende en varios ámbitos. “No habla con nosotros, tampoco con los hermanos y ni siquiera habla ya con los amigos”
- Muestra ansiedad en situaciones nuevas o ante personas desconocidas
Aunque aquí se han esbozado algunas pautas generales, no debemos olvidar que cada niño es diferente, igual que los padres y las familias son diferente unas de otras. Si hay algo que nos preocupa a cerca de nuestros hijos o sobre nuestra propia forma de comportarnos con respecto a ellos, lo más adecuado es consultar nuestro caso particular con un profesional que no guie y nos oriente. Buscar apoyo y ayuda es una señal de fortaleza.