Ansiedad ante los exámenes, pautas para padres

La ansiedad ante los exámenes pueden ser la causa del fracaso escolar y el bajo rendimiento. Aprende a detectarla y a ayudar a los más pequeños para que se sientan más calmados ante los exámenes o tareas escolares. Pero ¿Cómo saber si  un niño o adolescente está sufriendo ansiedad ante los exámenes?

Pensamientos negativos

Si un niño o adolescente presenta pensamientos negativos molestos y recurrentes en relación a exámenes concretos  o a su propio rendimiento puede que esté sufriendo ansiedad ante los exámenes. Pero ¿Cómo detectar este tipo de pensamientos? ¿Cómo diferenciar un pensamiento  esporádico negativo de una ansiedad ante los exámenes?

Bien, los pensamientos negativos interfieren en el rendimiento y en la autoevaluación de la propia capacidad cuando son anticipatorios catastrofistas. En ellos el niño o adolescente adelanta lo mal que le va a salir el examen, lo difícil que es la tareas etc. Por ejemplo “si suspendo este examen no pasaré de curso  y repetiré” “es que yo no soy tan listo como mis compañeros” “me cuesta mucho trabajo memorizar”. Pueden darse días u horas antes del examen o tarea a la que se tiene que enfrentar y predisponen, por si mismos a un estado de ánimo ansioso, a partir del cual al menor le resulta difícil concentrarse, memorizar, resolver ejercicios etc. En sí mismos provocan una disminución de la capacidad para concentrase, impidiendo que el niño se centre en la tarea  en condiciones normales. Por tanto se produce una especia de profecía autocumplicada. Tengo el pensamiento de que voy a suspender, esto me provoca malestar y falta de concentración, entonces no me puedo concentrar y no logro estudiar con calidad, por tanto el rendimiento en el examen es peor.

Los pensamientos negativos pueden, y de hecho, se dan también durante el examen o tarea. “no voy a poder”, “voy a suspender el examen”, “es muy difícil”, “todos están escribiendo menos yo”, “no me va a dar tiempo a terminar”. Este tipo de pensamientos facilitan el bloqueo e impiden la ejecución correcta de la tarea

Por último los pensamientos negativos se dan con posterioridad a la tarea “me ha salido fatal”. Estos pensamientos denotan el miedo al fracaso. Anticipan y magnifican las consecuencias negativas del posible fracaso en la tarea. Lo que es una interferencia en sí misma en la ejecución de la siguiente prueba.

Comportamientos y signos físicos

  • Malestar general (físico y psicológico) y atención excesiva dicho malestar. Centrarse más en lo mal que se encuentra, lo preocupado que está, el malestar que siente etc.
  • Pueden aparecer temlores o tics, que en algunos casos pueden llegar a dificultar la ejecución de la prueba.
  • Evitación. La evitación se da cuando el menor intenta “huir”  mediante estrategias variadas de la ejecución del examen. Por ejemplo no presentarse al examen. La tarea no se afronta, lo cual contribuye al mantenimiento de la ansiedad y el miedo.
  • Conductas “compulsivas” y comprobatorias constantes. Por ejemplo preguntar a los compañeros de manera repetitiva si han estudiado, cuánto tiempo llevan estudiando o si se saben algo que él/ella no se sabe.
  • En adolescentes ya consumidores puede darse un aumento del consumo de café y o tabaco, como estrategia (erronea y perjudicial) para estudiar más o para tranquilizarse.
  • Dormir mal, en horas y en calidad o tener pesadillas. La preocupación excesiva por el estudio o el examen en si mismo puede provocar un aumento de la activación que impiden al menor un descanso normalizado. La falta de sueño y de descanso es, por si mismo, un factor que influye directamente en el rendimiento de la tarea.
  • Problemas digestivos y/o de la alimentación. Comer en exceso “para calmar la ansiedad”. O comer menos cantidad de lo normal por “los nervios en el estómago”. Algunos niños pueden vomitar bien como una consecuencia de la acumulación de estrés, bien como una conducta involuntaria para evitar ir al colegio el día del exámen.
  • Tensión muscular y dolor de cabeza. Devido a la acumuluación de tensión puede darse malestar muscular, como dolor  de cuello o espalda; incluso cefaleas y migrañas
  • Durante la ejecución de la tarea puden aparecer: sensación de bloqueo, “mente en blanco”, aumento de los pensamientos negativos, taquicardia, respiración superficial y rápida etc.

Como ayudar a un niño o adolescente con ansiedad ante los exámenes

  • Explora los pensamientos. No tengas miedo de preguntarle por sus pensamientos. Muéstrate comprensivo, no lo censures con comentarios del tipo “eso es una tontería”. Para el menor estos pensamientos son muy reales y le causan mucho malestar.
  • Puedes mostrarle que estos pensamientos son normales, en el sentido de que todo el mundo tenemos pensamientos negativos a cerca de nuestro día a día, muéstrale que estos pensamientos no tienen porque convertirse en realidad y enséñale a sustituirlos por otros más adaptativos y realistas. Para ello puedes poner un ejemplo de tu día a día:“Yo a veces pienso que voy a tener un mal día en el trabajo”. Hazle ver, que pensar eso no significa necesariamente que vayas a tener un mal día en el trabajo y que cuando te viene ese pensamiento lo sustituyes por otro más positivo, por ejemplo “hoy será un día difícil, pero tengo mucha energía y podré con todo”.
  • Una idea muy interesante seria anotar los posibles pensamientos positivos y tenerlos en una lista  para poder recurrir a ellos cuando se ponga a estudiar, cuando nota que se pone nerviosos o cuando nota que su mente se pone en modo negativo. Se trata de que aprenda a darse autoinstrucciones positivas
    • Puedo hacerlo
    • Si me equivoco o lo hago mal no pasa nada, puedo aprender de mis errores
    • Preocuparme no me servirá de nada
    • Y he hecho esto bien otras veces
    • Haré un plan y lo seguiré
    • Si me noto nervioso puedo usar las técnicas de respiración y relajación
    • Se que puedo hacerlo
    • Voy a estar tranquilo/a
  • Por otro lado conviene practicar algunos ejercicios y pautas para calmar los comportamientos y signos físicos. Practicar la relajación puede ser una excelente herramienta para relajar el cuerpo y la mente; y afrontar el estudio con otra perspectiva. Échale un vistazo a nuestros artículos Técnicas de respiración para relajarse. y a nuestro post Técnica de la Tortuga, donde los más pequeños aprenden a estar tranquilos y relajados con un interesante ejercicio.

Método de estudio

En algunas ocasiones la falta de estrategias de estudio está en la base de la ansiedad escolar, otras veces utilizar un método de estudio inadecuado puede exacerbar dicha ansiedad.

Los adultos que convivimos con los menores tendemos a creer que si el niño pasa bastante tiempo sentado en el escritorio tranquilito y aparentemente dedicándole tiempo y atención a los ejercicios o al  estudio; entonces lo está haciendo bien. Sin embargo esto no es necesariamente así. El número de horas no está relacionado directamente con la calidad del estudio. Hay niños muy constantes que pueden pasarse horas sentados intentado estudiar un tema concreto, pero que sin embargo no consiguen avanzar. Por el contrario hay niños que con menos cantidad de tiempo son capaces de terminar todas las tareas, estudiarse el tema entero etc.

Por ello el método de estudio que siguen los menores es importante a la hora de adquirir seguridad y confianza ante las tareas que se le presenten.

Antes del examen

  • Organizar el volumen y el tiempo del que se dispone para abarcar la tarea o el estudio. Algunos chicos se quedan “atascados” en los primeros contenidos y al llegar al examen han sido incapaces de terminar toda la materia. Otros  repasan toda la materia, pero lo hacen tan rápido que no han conseguido afianzar los conocimientos.

Por ejemplo, supongamos que un niño concreto tiene que hacer una examen y tiene dos días para estudiar, el contenido de ese examen versará sobre tres temas concretos.  Podría organizarse de la siguiente manera:

El primer día: una hora para el tema 1, una hora para el tema 2, media hora para repaso

El segundo día: una hora para el tema 3, dos horas para repaso de todos los temas

  • Hacer repasos de la materia. Intercalar estudio con repasos de lo ya estudiado y dejar un tiempo al final para hacer un repaso completo.
  • Realizar preguntas de examen, si se disponen de ejemplo, o incluso inventarse posibles preguntas para comprobar si los conocimientos están afianzados.
  • A última hora evitar comentarios sobre la materia, repasos de última hora etc. Pues no hará más que aumentar el nerviosismo.
  • Realizar algún ejercicio de relajación como la respiración profunda o la relajación muscular.
  • Practicar las autoinstrucciones positivas.

En el examen

  • Leer todas los enunciados antes de contestar.
  • De nuevo, unas cuantas respiraciones profundas.
  • Calcular el tiempo que se va a dedicar a cada sección del examen para evitar centrarse demasiado en una parte y dejar otros enunciados sin contestar.
  • Hacer un pequeño esquema de lo que se va a contestar en la pregunta concreta para evitar olvidos.
  • Si se queda en blanco o bloqueado en un parte concreta del examen. Es mejor idea dejarla para el final y pasar a la siguiente.
  • Revisar el examen o tarea antes de entregar.

Después del examen

  • Siempre que acabe un examen refuérzale por el esfuerzo. El refuerzo puede ser verbal, elogiando su capacidad o valentía. O, en ocasiones también puede ser material, si ha sido un examen especialmente difícil para el menor.
  • Anotar aquellas estrategias que le han sido útiles a la hora de estudiar y de enfrentarse al examen. También anotar aquellos comportamientos o malos hábitos que no le han resultado útiles para no repetirlos.
  • Evitar hablar sobre el examen con otros compañeros, sobre lo bien o lo mal que le ha salido, sobre lo que han contestado etc. Los niños con ansiedad ante los exámenes tienden a centrarse solo en lo que han hecho mal y en las preguntas que le han resultado más difíciles. Y minimizan e ignoran lo que han hecho bien. Hablar de todo esto después del examen podría contribuir a una incapacidad para relajarse una vez acabada la tarea y a un aumento del nerviosismo en las próximas pruebas.
  • Sin embargo si es útil revisar el examen, una vez corregido y con la ayuda del profesor, para conocer los aspectos en los que se ha fallado y en los que se podría mejorar.

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