Mi hij@ tiene un trastorno de la alimentación ¿Cómo puedo ayudarle?

¿Cómo consigo que se deje ayudar?

Cuando nuestros hijos tienen problemas con la alimentación los adultos en casa tenemos que desdramatizar y tener una actitud empática, cálida, de apoyo incondicional, aportando soluciones, sin infundir miedo.

Es preferible una actitud no impositiva sino informadora (“yo te voy a informar, a ver que te parece lo que yo te digo”) y respetuosa, buscando su colaboración, no su obediencia. Podemos explicarle que el o ella no puede quedarse solo ante el problema y se le puede ayudar para que no lo pase mal.

¿Cómo comunicarnos con nuestros hijos?

Dejarlos expresar sus apreciaciones. Ante la preocupación por algún comportamiento anómalo o llamativo, lo adecuado será hablar abiertamente expresándole las preocupaciones de forma franca y honesta.

Después se le debe ofrecer a ella la oportunidad de que ella exprese su propia apreciación de la situación, sin interrumpir su discurso ni acusarle de no decir la verdad.

Vamos a daros unos pasos para facilitar la comunicación.

  • Podemos preparar la conversación antes de tenerla:
  • Es necesario una actitud de serenidad y firmeza: los familiares necesitan prepararse psíquicamente para abordar la conversación.  Sugerimos practicar aquello que se vaya a decir, utilizar la respiración. (preparar, ensayar, respirar).
  • Podemos escribir un pequeño guion para que no se olviden de ningún punto y practiquen la mejor forma de expresarlo.
  • También conviene anticipar las posibles reacciones de la hija y  preparar respuestas  ensayando las frases hasta que suenen firmes y auténticas.
  • Practicar el diálogo mentalmente, comentarlo en voz alta, ayudarse con la utilización de un espejo, todo esto nos facilitará la comunicación.

Elegir el momento:

Toda conversación importante necesita tiempo. Hablar con premura puede hacer que los temas se queden a medias, que sean malinterpretados y que la hija se retraiga.  Cuales serían los momentos no oportunos: Por ejemplo si se espera visita, o si la hija o hijo están a punto de irse. Si se va a poner a estudiar o si tiene un examen al día siguiente, si esperan una llamada importante, si se sienten muy disgustados o enfadados.

Cómo disminuir la tensión o el mal humor:

Los padres pueden disminuir la tensión si comprenden que el trastorno alimentario es su forma de pedir ayuda y comunicarles los problemas que tiene para afrontar su vida. El malhumor es producto de su propia angustia que sólo sabe liberar a través de gritos o silencios.

La conversación se deberá interrumpir si debido al exceso de tensión surgida, desemboca en discusión y alcanza unos derroteros de violencia incontrolables. Entonces, es mejor darla por terminada y posponerla para otro momento más propicio, cuando los ánimos estén menos caldeados.

LA IMPORTANCIA DE CONSENSUAR ACTUACIONES

Es difícil que diferentes personas estén de acuerdo en la decisión que se debe adoptar (expresarle los problemas o preferir ocultarle lo que ocurre). En ocasiones el padre se inhibe del problema y pide a la madre que sea ella la que hable y decida; o viceversa, el padre impone su opinión y toma todas las decisiones en solitario, por lo que es imprescindible pactar unos criterios mínimos de actuación que equilibren posturas.

Estas estrategias pueden ayudarnos a gestionar el abordaje y la toma de contacto ante la sospecha de trastornos alimentarios. Sin embargo lo más adecuado es buscar la ayuda de un profesional para comentar los casos particulares. En el Centro Psicología y Mente estamos especializados en etapas del desarrollo infantil y juvenil; y en el tratamiento de los problemas alimentarios desde una perspectiva multidiciplinar.

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